Revelación
Desabrocho los botones con miedo, sin ocultar la pasión. Miedo por la espera de tus manos, por saber si voy a ser libre en tu cuerpo de hombre, por acurrucarme en tus penas y consuelos, como una dulce fábula. Pasión por esta luna que te ve crecer, enlazado a mis pupilas, solitario entre tantos errores, entre tanto silencio de mi risa. Y me alegra sentir que nadie sabe esta verdad tácita, que la hice nuestra, con mis dos manos cargadas de tristeza y mar, que al fin y al cabo, pueden ser lo mismo. O no, porque las olas te atraviesan esta mañana de agosto, aunque hace frío, aunque estás tan lejos de la arena, aunque este sol haga llover.
Y no sé si decirte este olvido que no quiero que sea.
Recostada en la tierra sé que hoy este espacio es mío, que el aroma de la ausencia tiene otro sabor cuando tu boca roza mi cuerpo que late. Quizás el ardor de los sueños sea esta fantasía de no morir cuando lo deseamos. Quizás la complicidad de la vida sea la mirada de la libertad.
Logré descubrir la solución del laberinto. La pluma con la que escribo volverá a su pájaro más tarde, cuando la brisa se aquiete y el fuego crezca. Te encuentro entre mi ropa, tan vivo y presente, que me gusta perderte sólo por la felicidad de encontrarte bailando en un bolsillo. Hoy no tengo vergüenza de creer en cada página del mundo que me sueña y la fe es un susurro aquietado que amanece.
No es tiempo de que la flor crezca y se abra ante mí, pero cada capullo espera ansioso su espacio mañana. Porque ya sos tangible en el mundo, en el mío. No quiero que te vayas, lo anunciaría con toda la fuerza de mi vientre, con el temor a tu fuga recorriendo mi espalda que ya sufrió. Tal vez dormir sea más confiable esta noche, con vos resguardando mis lágrimas para que no se escapen. Tu presencia me convierte en un ser más crédulo de sí mismo, y sé que descansás en mi almohada, contándome el cuento de la bruja valiente que no se dejó morir.
Y no sé si decirte este olvido que no quiero que sea.
Recostada en la tierra sé que hoy este espacio es mío, que el aroma de la ausencia tiene otro sabor cuando tu boca roza mi cuerpo que late. Quizás el ardor de los sueños sea esta fantasía de no morir cuando lo deseamos. Quizás la complicidad de la vida sea la mirada de la libertad.
Logré descubrir la solución del laberinto. La pluma con la que escribo volverá a su pájaro más tarde, cuando la brisa se aquiete y el fuego crezca. Te encuentro entre mi ropa, tan vivo y presente, que me gusta perderte sólo por la felicidad de encontrarte bailando en un bolsillo. Hoy no tengo vergüenza de creer en cada página del mundo que me sueña y la fe es un susurro aquietado que amanece.
No es tiempo de que la flor crezca y se abra ante mí, pero cada capullo espera ansioso su espacio mañana. Porque ya sos tangible en el mundo, en el mío. No quiero que te vayas, lo anunciaría con toda la fuerza de mi vientre, con el temor a tu fuga recorriendo mi espalda que ya sufrió. Tal vez dormir sea más confiable esta noche, con vos resguardando mis lágrimas para que no se escapen. Tu presencia me convierte en un ser más crédulo de sí mismo, y sé que descansás en mi almohada, contándome el cuento de la bruja valiente que no se dejó morir.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home